Pues sí, aquel hombre tan sabio me convenció. Le costó cuatro horas de demostraciones matemáticas el hacerme comprender que cada vez que me bajaba los pantalones en público moría un cachorrito de perro en algún lugar del mundo. Y si no llevaba calzoncillos, moría además un gatito...
lunes, 11 de enero de 2010
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1 comentario:
Intentaré no excederme en microrrelatos de categoría absurda como este del sabio o el anterios del discurso...
Muchos, se convierte en chorrada suma (aún mas de lo que son en general estos microrrelatos)
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