viernes, 1 de octubre de 2010

Cinema Tekilita: Crepúsculo.

Para empezar la crítica de esta peli, es necesario expresar mi agradecimiento a la persona que la subió a Youtube, impidiendo así que violase la sagrada regla del Kung Fu (usa tus conocimientos sólo en caso de necesidad, nunca para dañar) y le diese al taquillero del cine de leches para que me devolviese la pasta de la entrada, y por venganza, por qué no.
No negaré que ya tenía prejuicios sobre esta película antes de verla, y ese fue el motivo principal que me impulsó a ello: "está muy mal eso de criticar por decriticar", me decían algunos, cargados de razón.

Soporté estóicamente con un par de ovarios como veinte minutos de Crepúsculo, sin anuncios (¡tal vez incluso media hora! no lo cronometré).

Para más inri, desde pequeña soy gran fan de los vampiros: me pirraba la serie de "El pequeño vampiro", no me perdía nunca "El baile de los vampiros" de Polanski (aunque a mi tierna edad, no entendía las gracietas picaronas), me flipa la versión de "Nosferatu" de 1922, y "La Sombra del Vampiro", fui a ver "Dracula de Bram Stoker" en cuanto se estrenó (quedándome sin duda con el personaje de Lucy (Sadie Frost), infinitamente más vampírica que la sosa de Winona Ryder e incluso el propio Drácula (Gary Oldman), tengo la banda sonora original de "Entrevista con el Vampiro" en el MP3 y espero con ansiedad la serie sobre vampiros de Guillermo del Toro.




Lucy (Sadie Frost), en "Dracula de Bram Stoker", la peli donde comenzó a fraguarse la leyenda sobre la ambigüedad sexual de Keanu Reeves, ya que interpretaba a un joven intentando desesperadamente escapar de un castillo donde todas las noches abusaban de él tres vampiresas en sugerente y muy escasa lencería ¡entre ellas Mónica Bellucci!, para volver junto a su prometida, un recital de ñoñez y aburrimiento de mujer con un moño feísimo resaltando unos orejones sobresalientes como único dato físico destacable.


Los vampiros... esos no muertos ni vivos de aparencia humana, y por tanto en principio no amenazadora tras la que se esconde la guadaña, son el cancro dentro de la rosa, seductores y despiadados, malditos, condenados a dormir donde descansan los cadáveres, a no ver jamás la luz del día, siempre sedientos: en general a veces se transforman en murciélagos, no les gusta el ajo, los crucifijos les dan mal rollo y en los casos más extremos uno puede descubrirlos porque no se reflejan en los espejos y su sombra como que va por libre.



Tradicionalmente, sólo hay tres maneras de destruírlos: estaca en el corazón, quemarlos, y por supuesto, exponerlos a la luz del sol. Algunos apuntan al decapitamiento como posible método de destrucción.

Todo esto da igual, porque últimamente a los vampiros ya sólo les falta comer ensaladilla a mediodía en la playa de Benidorm en pleno Agosto y después en lugar de en un ataúd alojarse en Marina D'or.

No obstante, mediante un gran esfuerzo soporté durante media hora la permanente cara de estreñimiento de la adolescente Bella y el vampiro Edward cuyos labios maldisimuladamente pintados no dejaban de llamarme la atención, sin duda debido a la estupidez absoluta de los diálogos.




Estos vampiros no sólo salen de día, sino que a pesar de tener vida eterna y por tanto siglos de experiencia y conocimientos acumulados, no se les ocurre otra cosa mejor que hacer que ir al instituto... ¿pero es que después de 100 años yendo aún no se lo saben?

El tal Edward (el-chico-más-guapo-del- insti-osea) no tiene más remedio que sentarse en clase de biología al lado de Bella, donde le entra una alergia muy rara que nadie ha sabido explicarme: algunos fans de Crepúsculo me dicen que está desazonado porque le escuece sobremanera el hecho de que por algún motivo no es capaz de leerle los pensamientos a Bella (cuando cualquiera puede adivinar por su expresión, que Bella sólo piensa en procurarse un tubo de Hemoal y un cojín), otros me dicen que está enamorado a primera vista y lucha contra su instinto de vampiro: vamos, como si te sientan al lado de un jugosa pata de cordero a la hora de comer y te enamoras de ella (todo un dilema).



Pero ojo! Bella no es una pata de cordero: de hecho a Edward se le acelera el patato al verla entrar a la famosa clase de biología mientras un ventilador sacude a cámara lenta su melena como si fuera un anuncio de Pantene. Por qué tienen encendido un ventilador en el instituto de un pueblo prácticamente sitiado por la nieve y el hielo es otra incógnita que se desvelará en el último libro de la serie (creo).

En fin, así empieza esta hermosa historia de amor. Ella se mosquea porque Edward se escapa de ella tras poner horribles caras de sufrimiento. Después de olerse mucho Bella decide que no le ha fallado el desodorante y le pide explicaciones a Edward, que ese mismo día la salva milagrosamente de ser aplastada por un todoterreno descontrolado y después no quiere hablar con ella para no tener que contarle su oscuro secreto... pero está siempre esperándola en los pasillos (?).

Sus conversaciones delatan una gran atracción entre ellos, a la par que ingenio: "¿te gusta la lluvia?" "¿me preguntas por el tiempo?" "no me gustan las cosas húmedas y frías" (esta frase cambiada un poco y puesta en un contexto cachondo podría dar juego, pero no) .

Ah si, el Edward, que es un acosador de cuidado porque espía a esta chica de noche y le anda permanentemente a la chepa, la salva de unos presuntos violadores y se enfurece pensando en lo que pensaban hacerle a Bella: que en el peor de los casos, hubiese acabado casi igual a su método de alimentación natural, así que no sé a qué tanto remilgo...

Harta de ver gilimemeces, vampiros de día en el instituto, otro vampiro que hace de médico... (debe ser que así cada vez que le entre hambre puede irse a la nevera de la sangre para las tranfusiones y echarse un traguillo), y sobre todo, de no poder quitarme de la cabeza que el tal Edward tiene como 120 años y la niña es pero que muy menor de edad y eso tiene un nombre: estupro. Tuve que cerrar el youtube para que no se suicidasen todas y cada una de mis neuronas.

Ni siquiera aguanté para ver las canciones de Muse que metieron (que es como llevar a la Filarmónica de Berlin a grabar la banda sonora de Torrente).

¡Vivan los vampiros de toda la vida!

3 comentarios:

O Pipeiro dijo...

jajajajaja! clavaste la crítica!

y eso que sólo viste media hora, la ves entera y haces un libro!

P.D.- No te perdono lo que has dicho de mi Wynona!!!!

tekilita dijo...

Wynona sosona! jajajaja :)

O pipeiro dijo...

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