Lo condenaron a veinte años de cárcel, fue él el que se entregó y confesó el crimen, como había matado y tirado al río a aquel hombre; y, aunque el cuerpo nunca fue encontrado, fue igualmente condenado; aunque en verdad era inocente.
Años después salió de prisión, fue directamente a por aquel a quien tanto odiaba y lo mató. Arrojó su cuerpo al río y después se suicidó; eso sí, no debía nada a nadie, ni siquiera a la justicia, había pagado por adelantado.
lunes, 14 de diciembre de 2009
(microrrelato) Sin deudas
Etiquetas: microrrelato
Y ésto lo ha escrito... O pipeiro
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1 comentario:
Microrelatos enlazados. Ese hombre a quien tanto odiaba era Manoliño o dos pintacristos (que más tarde apareció en el río).
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