Richard Feynman, premio Nobel de Física 1965, fue elegido en cierta ocasión miembro de un comité para elegir los libros de texto sobre ciencia que serían obligatorios en la enseñanza media pública en Estados Unidos.
Inmediatamente comenzó a recibir cestas de frutas, confituras, licores y encurtidos de los propietarios de las editoriales.
Sorprendido y ligeramente escandalizado, devolvió todas las cestas: "oiga", trató de explicar por teléfono a los editores, "¿no le parece que no sería ético por mi parte aceptar regalos del propietario de una editorial cuyo libro tengo que juzgar?"...
Siguió recibiendo cestas, estilográficas chapadas en oro e invitaciones a fiestas exclusivas.
En ese momento, asqueado (y francamente aburrido de devolver regalos), decidió abandonar la comisión.
Tiempo después echó un vistazo a los borradores que había recibido de los libros de texto que finalmente fueron elegidos por los restantes miembros de la comisión.
Salvo el prefacio y el índice, estaban en blanco.
En la autobiografía:
"¿Está usted de broma Sr. Feynman?
miércoles, 7 de octubre de 2009
Regalos
Y ésto lo ha escrito... tekilita
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3 comentarios:
y donde se apunta uno para eso?
pregunta a Camps o a la Barberá que dicen que recibir como regalos trajes de 6000 euros y bolsos de Gucci (de bastante más de 2000 euros cada bolsico) es de lo más normal en democracia y no hace daño a nadie.
Alaaaa, otra más!
Ana Mato: "es perfectamente normal recibir un ramo de flores por tu cumpleaños o una botella de vino de la Rioja..." pues no señora Mato, no es normal que usted sea tan gilipollas como para cuestionarse el motivo que hay detrás de tanto peloteo. No es normal recibir invitaciones a cacerías, o a comililonas con empresarios para esbozar mamandurrias. Ni siquiera si antes le mandan flores: no están enamorados.
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