miércoles, 1 de octubre de 2008

Evolución Tecnológica

Ayer en el tren una chica joven,de veintitantos,se subió en Vilagarcia,buscó un sitio libre y acabó sentandose al otro lado del pasillo de donde estaba yo.Abrió su mochila y sacó de ella unos auriculares de los de botón de meter en el oido,despues fue desenrollando el cable hasta que llegó al aparato de música al que estaba conectado y ,sorpresa, era un ..... discman!

Hace unos años,no tantos,esto mismo tambien hubiera sido inusual pero por la razón contraria:por ser un aparato demasiado moderno y poco expandido.Como mucho se veia a algun viajero de los muy habituales con su walkman y su inevitable cargamento de pilas y cassetes en la mochila o bolso.El discman tuvo una época de apogeo muy efimera,cuando la gente empezó a hacerse a la idea que podia pasar el tiempo muerto en el tren entretenida escuchando sus cedés,llegó el mp3 y expandió su poderio entre la mayoria y hoy en dia somos mayoria los que nos abstraemos del barullo externo (y del infumable hilo musical de renfe) con nuestro pequeño aparatito de mp3 o teléfono móvil.Caso aparte son los que abren y encienden el ordenador portátil para simplemente oir musica...

La visión de esta escena hasta me creó una extraña sensación de añoranza tecnológica,pensando en mi viejo discman aparcado y relegado en un cajón,al lado del walkman,la primera víctima silenciosa de esta imparable y rápida evolución.


Fotografia comparativa de un auténtico walkman ochentero contra un mp3 del siglo XXI,clasicismo contra modernidad,cortesia de Gelines.






Cualquier dia este mismo post quedará totalmente obsoleto por la aparición de un chip que introducido en nuestro cerebro nos permitirá oir musica,ver peliculas o vivir una realidad virtual en cualquier momento o lugar donde nos encontremos,a un módico precio eso si.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa misma escena la vivió un amigo mío con una servidora no hará más de 4 años. Íbamos a País Vasco en autobús (nocturno) cuando a él se le estropeó su MP3, que de aquella era lo más de lo más. Entonces, se vio obligado a compartir uno de los cascos de mi walkman (por lo menos eran de los de meter en el oído, no de los de orejera, que ya sería el pitorreo padre). Aunque al principio me lo criticó un montón y se partió el culo cien veces, acabó reconociendo que si no hubiera sido por ese fantástico aparato las horas interminables hasta San Sebastián hubieran sido un coñazo. He de reconocer que sólamente escuchamos la radio. Ya era demasiado irnos con las cassettes... El broche de oro fue la cara del amigo que nos esperaba allá cuando nos vio bajar del bus con tamaño aparato!!!! Inolvidable...

akiestoiyo dijo...

hace años que no veo a nadie con un walkman ni en el tren ni en la calle,si alguna vez coincido con alguien con walkman en el tren juro que le hago una entrevista y unas fotos para el blog jajaja

O pipeiro dijo...

el walkman más que ochentero parece noventero, porque dentro de lo que cabe es bastante pequeño y de línea "moderna", aunque parece no tener "autoreverse", ese gran avance del mundo casette.
Otro punto destacado es lo bien conservado que está, los que llegué a tener yo, siempre acababan con algún apaño con celo o cinta aislante... (pero parece que esta tal Gelines debe ser cuidadosa)