lunes, 19 de septiembre de 2011

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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Aguila Roja ¿lo peta o se hunde?

Yo soy fan de Aguila Roja, no me avergüenza decirlo. Bueno, un poco si. Ya sé que mis amigos se ríen porque parte de la base de un súper héroe ninja en el Madrid del siglo XVII, pero ¿y qué? que al morir sus padres lo crió un monje que se lo llevó de misiones, llegó hasta China y lo dejó en un templo Shaolín aprendiendo a dar patadas fantásticas y esquivar balas, y la katana... la katana se la trajo de regalo de Japón el monje, por su santo: que hay que explicarlo todo leches, ¡anda que no hay series y pelis americanas con argumentos de salida más raros! Pues eso.

Lo mejor en toda historia mítica sin embargo no es el héroe, ni la novia del héroe. Es la mala. ¿Qué habría sido de Falcon Crest sin Angela Chaning? ¿y de Dinastía sin Alexis? ¿Y de Heidi sin la Señorita Rottenmeier? ¿y de 101 Dálmatas sin Cruela de Vil? ¿y de Ambiciones sin la Campanario? (podría seguir). Y Lucrecia es mala de cojones. Es la tía más cabrona que ha salido en la tele en muchísimo tiempo (sin contar en los gallineros estos que monta Tele 5). Por ahí me engancharon, por la mala. La mala es enorme.


Lucrecia y su moño, o viceversa

Pasé por alto infinidad de inconsistencias históricas y me molaron todos los expedientes de Iker Jiménez metidos a pelo en el guión para darle caña a la cosa, desde el sacauntos hasta la virgen que llora sangre pasando por los vampiros. Al fin y al cabo, cuando acaba el capítulo todo tiene una solución perfectamente lógica que siempre acaba explicando Gonzalo a su fiel escudero y éste nunca se acaba de creer de todo (ni yo tampoco).

Viendo Águila Roja uno pensaría que está casi viendo el telediario, y la habilidad con la que retrotraen al pasado temas de actualidad es acojonante: la xenofobia, la pederastia clerical, la contaminación ambiental y hasta la cirugía estética clandestina. En el último capítulo yo estaba esperando que Gonzalo recibiera la carta de Esperanza Aguirre a los profesores y pensara "Me cago en la leche: esto me quita mogollón de horas para hacer de súper héroe. Y encima me escribe con faltas de ortografía, la tía". Entre eso, la intriga de la trama y tanto escote y tanto calentón entre vestidos de época esto era un pelotazo de serie.


El cuadro de Margarita por Rembrandt que los responsables artísticos de la serie hicieron con el Microsoft Paint


Sin embargo están estirando la goma tanto que amenaza con romperse. Últimamente te sacan de la historia contínuamente, no importa cuánto intentes concentrarte ni lo alto que sea el peinado de Lucrecia. Y no me refiero a que los guionistas confundan a Rembrandt con Julio Romero de Torres (aunque si: eso dolió), ni a que Jorge Lorenzo haga de campeón de carreras de burro, que eso estuvo simpático y estamos de acuerdo a que en burra es difícil ganarle, ni tampoco a que Murillo lleve gafas (qué pasa, en esa época había gafas ya ¿vale? bueno, que las usara un niño huérfano, poco probable, pero no imposible ¿estamos? se las habrá dado algún benefactor, que se las trajo de regalo de santo, de Japón). Pero ¿por qué tenían que meter piratas? en primer lugar la historia se supone que es en Madrid (que digo yo que el mar pilla un poco a desmano), en segundo lugar meten de pirata a la hermana de Penélope Cruz que acaba de hacer Piratas del Caribe, y ya la has cagado: te has salido totalmente de la historia, estás pensando que se parecen mogollón las dos así de piratas pero Pe hace mejor de pirata que Mo (o viceversa), aunque claro, aquí no está Johnny Depp y... eh? ves? ya no estás a lo que estabas.



Pero ya lo peor es que resulta que todo esto de meter piratas esto viene a que Gonzalo fue pirata. Fue pirata, fue monje shaolín en China y estuvo unos años de trapecista con el Circo del Sol: y a ratos perdidos se sacó Teleco a curso por año (luego ya se enrolló con Lucrecia, con Margarita, con la hermana de Margarita, con la que se casó y tuvo un hijo, y... ¿ves cómo la goma está ya que ya no puede más? ¿Cuántas vidas ha tenido este tío? ¿y por qué él va tapado y el Satur no? ¿no se da cuenta de que si lo ven con el Satur ya saben quién es él? Que el Satur vive en su casa por Dioooos...


Gonzalo Sparrow!

En fin: de esta situación sólo puede resultar un batacazo absoluto o un pelotazo de audiencia aún más grande. Por mi parte, confío en que la mala pécora de Lucrecia con ese pendular tan inconstante que tiene entre la redención de madre abnegada y de "soy rebelde porque el mundo me ha hecho así", y la vuelta a las andadas de súper villana siga manteniendo el listón de interés de la historia. Nadie dijo que fuera fácil.